La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones coloniales
La Villa de San Cristóbal de La Habana se funda hacia 1519 en el costado oeste de la Bahía de Carenas. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, con el establecimiento y desarrollo del Sistema de Flotas de Indias por la Corona española, se convierte en el puerto-escala más importante de la región, situación que demanda el diseño y construcción de un sistema defensivo, el más complejo de América, que hoy distingue a la ciudad por su conservación y por ser el único que ostenta fortificaciones coloniales españolas del siglo XIX. En La Habana se desarrollará también, a partir del siglo XVIII, el más completo astillero del Nuevo Mundo. La Habana Vieja presenta un alto grado de autenticidad en su conjunto. Tanto la trama como los edificios de mayor valor (fortalezas, iglesias, palacios, viviendas, infraestructuras) han sido conservados manteniendo sus características, vitalidad y uso social. Entre las décadas de 1950 y 1970, determinadas intervenciones arquitectónicas y cambios de uso influyeron en su autenticidad de manera muy puntual y dispersa, pero sin impedir una comprensión cabal de la veracidad del conjunto y sus atributos. La integridad de La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones está evidenciada por la permanencia de su trazado original y sus características como ciudad costera y portuaria. Gracias al papel histórico de las ordenanzas de construcción durante los siglos XIX y XX, la morfología urbana y arquitectónica se ha mantenido prácticamente inalterada. Desde la década de 1970, este bien está protegido por varias declaratorias y por la legislación de protección del patrimonio vigente en el país. El amparo legal proporcionado por las leyes No. 1 y No. 2 de la Protección del Patrimonio Cultural y de los Monumentos Nacionales y Locales respectivamente, la proclamación como Monumento Nacional efectuada en 1978, así como la creación de una institución especializada del Ministerio de Cultura de Cuba, han proporcionado un basamento legal, técnico y administrativo dirigido a la investigación y la formulación de políticas y proyectos para la conservación y la rehabilitación del centro histórico La Habana Vieja. El Estado cubano dispuso recursos para el Primer Plan Quinquenal de restauración, comenzado en 1981, y ha distinguido a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (1938) –organización autónoma del gobierno de la ciudad– de reconocido prestigio en la defensa de la cultura y la identidad nacional, como máxima responsable de la gestión del proceso de rehabilitación y restauración, lo cual constituye la garantía para su viabilidad y sustentabilidad.
Declarado Patrimonio Mundial en 1982.
Criterio IV:
La Habana Vieja con su estructura urbana basada en un sistema de plazas y plazuelas articuladas a la bahía y el puerto, así como al sistema de fortificaciones defensivas que le acompañan, constituye un ejemplo único y excepcional en América Latina y el Caribe. Representa un ejemplo relevante de conjunto arquitectónico que ilustra varios períodos significativos de la historia, manteniendo una continuidad en la conservación de los tipos arquitectónicos y que preserva prácticamente intacta su trama original.
Criterio V:
En su condición de ciudad marítima portuaria, La Habana Vieja constituye un asentamiento del período colonial americano que muestra una excepcional relación con el contexto geográfico. El crecimiento metropolitano de la ciudad de La Habana no ha impedido mantener el carácter de La Habana Vieja y la continuidad en relación con el entorno.